Islas

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Tenerife desde La Gomera

El blog de Beatriz Fariña

El que no inventa no vive. Ana María Matute (premio Cervantes).



sábado, 28 de enero de 2012

Viajando (y II)

- Pues responder, no creo que sea el lobo.
Bajaron un poco el cristal y Leo asomó unos dedos diciendo:
- Buenas noches, ¿qué desea? - la contestación le resultó ridícula dada la situación climatológica -.
- Necesito refugiarme - dijo una voz que salía del interior de un impermeable amarillo que chorreaba -
- Ana, que este dice que quiere entrar, ¿qué hacemos?.
- No sé, ¿qué pinta tiene?.
- Pues mira tu, no se le ve nada, parece guiri.
Ana se asomó un poco y cerrando de nuevo dijo.
- Podemos dejarlo pasar, así nos entretenemos un poco.
Leo la miró con cara de asombro y se asomó de nuevo, ¿qué problema tiene?,- le preguntó al extraño-.
- ¿espikinglish?. -pregunto el guiri-.
- Oh yes! – contestó Ana desde dentro, -abriendo la puerta para que pasara-.
- Muchas gracias, es que estoy empapado y no encuentro dónde refugiarme para pasar la noche (le contestó en un inglés con fuerte acento).
Se quitó la gabardina, sacudiéndola fuera del furgón entró y se acomodó a un lado, traía una mochila y las botas embarradas. Se presentó
- Hola, me llamo Konrad, gracias por permitirme entrar.
- Yo me llamo Ana y ella es Leo, ¿juegas a las cartas?.
Konrad, no contestó, empezó a buscar dentro del bolsillo de la mochila bajo la atenta mirada de ambas, por fin sacó un frontal, se lo colocó y dijo:
- De acuerdo, ¿cómo es el juego?.
Ana se deshizo en explicaciones ante la mirada atónita de su amiga, nunca la había visto hablar con tanta soltura en inglés. Jugaron durante mucho rato, el extranjero era listo y aprendía rápido.

- Despierta Ana. Que el guiri se ha ido.
- Ehh, déjame dormir, ¿qué pasa?.
- Konrad, que no está, despierta que igual nos ha robado.
- Pero qué tontería dices, - Ana se incorporó sobresaltada-.
La velada fue larga, acabaron compartiendo unas galletas, que era lo único que tenían en ese momento. No paró de llover en toda la noche, así que tuvieron que acomodarse los tres de cualquier manera para dormir.
- Si ya te decía yo que no fue buena idea dejarlo entrar, -decía Leo mientras rebuscaba por la furgoneta.
- ¡Oye!, que tú no protestaste y bien que te reíste jugando los tres, anda no me digas que no es guapo el alemanito.
En ese momento, oyeron como tocaban en la puerta trasera, se miraron extrañadas.
- ¿Quién puede ser, qué hora es? -preguntó Leo-.
- no sé, no encuentro el reloj, abre ya.
- Por favor, abran que me estoy quemando – comentó desde fuera Konrad -
Leo abrió y se encontraron al extranjero con un cartucho en una mano y tres vasos de plástico en la otra.
- Traigo chocolate y “chugosss” para el desayuno.
Ana y Leo rompieron a reír mirándose.
- Pero, ¿qué pasa?, dijo el guiri.
- ¡Anda entra!, que vas a aprender a pronunciar "churro" como es debido.

miércoles, 11 de enero de 2012

viajando (I)

- Pero vamos, súbete de una vez al coche que nos vamos.
- Ya vooooy, que se me quedan las gafas.
- Gafas, gafas ¡¡¡, para qué las quieres si se va a hacer de noche...
- Pero qué refunfuñona si son las 10 de la mañana, exageradaaaa.
Por fin arrancaron, atrás quedaban largos días de preparativos del viaje de sus vidas, poco más dejaban atrás, ambas sin trabajo y colgado en el corazón el cartel de “libre”, planearon una escapadita en furgoneta para recorrer la parte del país que no conocían, es decir … todo.
Al rato Leo se relajó, le dedicó una sonrisa a Ana y empujó el cd dentro de la ranura, a los primeros acordes Ana identificó el tema.
- ¡Anda!, has preparado una selección para el viaje, ¡qué ilusión!, de esas canciones para ir cantando con la melena al viento en el descapotable.
- Efectivamente, pero habrá que sacar la cabeza por la ventanilla de la furgoneta.
- Volaaaare oh oh .... ¡qué retro!, ¿toda es así? -dijo riéndose-


14 vueltas al cd después y bajo una tormenta de campeonato jugaban al cinquillo a la espera de que amainara para salir a dar una vuelta por el pueblo.
- Oye y ¿ dónde dices qué estamos ? - preguntó Ana mientras enfocaba con el frontal a las cartas -.
- En “matalascabrillasdearriba”.
- Pues vaya un nombre raro, debe ser en León o por ahí que le ponen esos nombres a los pueblos.
- No tengo ni idea del nombre del pueblo, Ana, llovía mucho cuando entramos y no leí el cartel. Me extrañaría que estuviéramos allá arriba, porque salimos de Murcia y tiramos para el sur.
- Vale, vale, ya sabes que lo mío no es la geografía.
- Ya, ni la geografía, ni la cocina, ni limpiar, ni jugar a las cartas. ¡Venga!, concéntrate y juega.
En ese momento alguien tocó en la ventana y dijo en un castellano desastroso:
- buenas noches, ¿hay alguien?.
Leo dió un salto del susto y ambas se miraron asustadas.
- ¿Qué hacemos? -pregunto Ana, hablando bajito-.

(continuará)