El mismo que nos fastidia con sus marcas, nos va liberando de muchas cosas y cicatriza nuestras heridas. Pasa sin pedirnos permiso. Se hace pesado si estamos pasándolo mal y corre escapándose entre nuestros dedos en los momentos de placer, con esa inexplicable relatividad. A veces, si nos enfrascamos en experiencias intensas, lo vivimos tan intensamente que cuando llevamos dos días, parece que llevamos semanas, de la cantidad de “novedades” que buscan sitio en nuestro desacostumbrado cerebro. Una de sus maneras de medirlo, la edad, se convierte en tema principal de conversación cuando almacenamos mucha en nuestro cuerpo.
Pero a pesar de todo, el paso del tiempo nos hace vivir.
Y cuando simplemente nos sentamos en cualquier lugar para verlo pasar...¡que gozada!
ResponderEliminarsin tiempo no habría vida.
ResponderEliminarhay que saber aceptar el tiempo como viene, vivir cada momento con intensidad.
biquiños,
como tendriamos k medir nosotros nuestro tiempo en positivo o negativo ?
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