El cafe más interesante que conozco me lo descubrió mi hija, parece mentira tan jovencita y la de cosas que conoce.
En sus paredes cuelgan todas esas fotos que los mitómanos amantes del jazz y del cine clásico almacenamos en un archivador polvoriento o en nuestra memoria. Librerías con ejemplares inamovibles separan las estancias a modo de tabiques literarios. Tres pianos, uno de ellos de cola, rellenan de manera explendida el interior algo oscuro, el moviliario se complementa (además de con las mesas) con algunos muebles antiguos y una "jukebox" vacía de sonidos. Un pianista septuagenario engrana temas clásicos, de esos que forman parte de la banda sonora de cualquier adulto aficionado a estos temas. A pesar de estar lleno esa noche, se podía hablar. El pianista interpretaba sus temas sin que nadie le hiciera mucho caso, tras unos aplausos solitarios el hombre se fue irguiendo y tocando con más virtuosismo, a pesar de sus manos de nudillos inflamados.
No sé si por la música, el ambiente, la compañía o por todo, pasamos un rato de esos que recuerdas, por lo menos hasta que se te pase el colocón.
Y,¿por donde queda esa joya?
ResponderEliminarya lo busqué, pero me queda un poco lejos, bueno en alguna escapada, lo visitaré,lo anotaré en mis lugares de interés
ResponderEliminarGranada k bueno :-))
ResponderEliminarSam, tócala otra vez...
ResponderEliminarUn lugar interesante. Buen micro.
Un abrazo.