Tenía que coger dos guaguas para llegar al pueblo, luego caminaba unos quince minutos hasta su "pedacito". Sacaba la guataca que dejaba escondida por los matos, colocaba el agua a la sombra, se colocaba el sombrero y dedicaba unas horas a trabajar la tierra. Quitaba hierba, araba surcos o aporcaba las papas. Lo hacía despacito porque hacía ya años que no trabajaba en el campo. Cuando ya decidía que había trabajado bastante, recogía y se iba a la parada a coger la guagua. Una vez en casa y tras la siesta se dedicaba a sus pajaritos, solía llevarles "quemones" para que entraran en celo y se cruzaran. En sus paseos recogía maderas para posteriormente transformar en una jaula, una banqueta, un bernegal o pequeños juguetes. Cuidaba con mimo sus herramientas que eran asombrosamente antiguas y funcionaban perfectamente. Tenía un nombre de pila largo, con muchas sílabas, sus manos también eran grandes, grandes y fuertes.
y con apenas veinte años tuvo que ir a la guerra a defender no se qué de no se quién que ensangrentó todo un pais
ResponderEliminarAlguien de su fructìfera prole, se apoderò de casi todos sus genes, su caràcter, ese mimo por sus herramientas, la imaginaciòn para crear cosas, con casi nada, sus manos grandes y fuertes que me encantan.
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