Islas

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Tenerife desde La Gomera

El blog de Beatriz Fariña

El que no inventa no vive. Ana María Matute (premio Cervantes).



sábado, 19 de mayo de 2012

Celebración I (continuará)

Lo conocí en el restaurante “La Divina Comedia” donde solía comer los días que trabajaba por la tarde. Me llamó la atención el color de su piel, su mirada intensa y sus modos naturales. Tardó algo en abordarme, un día que dejé algo de comida en el plato y pedí la cuenta con prisa me dijo:

- No es bueno comer con prisa, sienta mal.
- Ya, -contesté algo cortante dejando el dinero sobre la mesa-.
Como suele pasar a veces, esta indiferencia sirvió de acicate para que continuara con sus atenciones.
- Qué tal, ¿cómo van las prisas?. - me preguntó al día siguiente-.
- Ya acabé lo que tenía el otro día, hoy no tengo tanta prisa.
Pasaron varios días sin ir por el restaurante hasta que un día fui al mediodía y él no estaba. Esa noche también fui a cenar por tener que hacer cosas urgentes en el juzgado. Con agrado comprobé que él atendía las mesas, mi alegría se transparentó y se acercó sonriente.
- ¿Horas superextras?
- Bueno, es una excepción, pero ya acabé, es que no tenía tiempo de preparar nada ….(porqué daré tantas explicaciones).
Él, con su sonrisa triunfadora, miraba entretenido y relajado, yo cada vez más colorada opté por meter la cabeza tras la carta e intentar pedir algo, él seguía a mi lado de pié con la libreta y el bolígrafo en la mano.
- ¡Vaya!, eso habrá que celebrarlo. - comentó rompiendo el hielo- Me atreveré a hacerte una recomendación: sopa de almejas y berenjenas rellenas, que sé que no eres mucho de carne.
- Pues bueno, acepto la propuesta – balbuceé totalmente azorada.
- Y una copa de vino tinto, claro.
Asentí con la cabeza y él se fue hacia la cocina tan contento. Durante la cena estuvo atareado y no me hizo caso, cené hojeando el periódico y al finalizar me animé con un postre de nombre sugerente: volcán de chocolate y especias.
Mientras degustaba el postre y apuraba la segunda copa de vino comentaba para mí: pues es verdad, esto habrá que celebrarlo, vaya con el camarero, me voy a quedar a dos velas, no ha vuelto a dirigirse a mi en toda la noche, y mira que me he tomado mi tiempo, hasta pedí postre. Vaya, ahí viene.
- Entonces, qué tal la cena, estuvo a tu gusto.- Comentaba mientras recogía los platos que se habían amontonado en mi mesa-.
- Muy buena sí, y qué tal por ahí, ¿mucho trabajo?
Con los platos en la mano me miró algo sorprendido.
- Ya ves, mucho trabajo, pero ya sólo quedan dos mesas y acabaré pronto, te tomas algo y me esperas, ya sabes …., la celebración.
- Vale, ponme un orujo y hago tiempo.
Creo que ambos estábamos igual de sorprendidos, ni me contestó, salió a toda velocidad y volvió con la bebida, al servirla rozó imperceptiblemente mi brazo. Mensaje recibido.
Tras tomar tranquilamente la bebida y pagar, aun tuve tiempo de dar otra vuelta al periódico hasta esperar a que saliera.
- Ya estoy, gracias por esperar, es que los viernes esto se pone a ….
- Bueno, hombre, no te justifiques, está muy bien que seas serio y responsable.
- Vale, vamos que conozco un sitio que ponen música en directo y podemos llegar a tiempo – comentó cogiéndome del brazo-.

(continuará)