Islas

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Tenerife desde La Gomera

El blog de Beatriz Fariña

El que no inventa no vive. Ana María Matute (premio Cervantes).



lunes, 19 de julio de 2010

Giornata particulare

Salgo de casa para hacer unos papeleos de banco, a 20 metros de la puerta recuerdo que me falta un documento. Vuelvo, abro la puerta de fuera, saludo a los perros, que parece que no me han visto en un año, entro en la casa, alcanzo la habitación y cojo el documento. Maniobra a la inversa. Llegando a la parada me cruzo con mi guagua que arranca rauda y veloz, dejándome con mirada desconsolada.
- Tranquila tengo casi una hora por delante.
Mientras espero la próxima, reviso buscando el bonobus. ¡ Mecachis ¡ no lo tengo, abro el billetero y veo un amenazador billete de 50," nunca tanto fue tan poco".
Pienso rápidamente dónde comprar un bono, cruzo ligerita y camino un trecho hasta la parada del tranvía, ¡cómo no¡, no aceptan billetes tan grandes. En frente está un taller al que suelo ir, entro toda sonriente pidiendo cambio, también con una sonrisa me dicen que no tienen. Ya frenética voy a una entidad bancaria y me aguanto las ganas de asaltarla a “punta de paraguas”. Espero y por fin una amable empleada me cambia el billetón, yo ya me había guardado de allanar el camino con lo de “tenemos el mismo apellido, de dónde es el tuyo”. Con los bancos nunca se sabe cuando les pides algo.
Por fin con el cambio en la mano cruzo a la parada y en la máquina expendedora un jovencito se pelea con un billete desdeñado, me dice que pase yo y consigo el preciado bono.

Ahora ligerita (aun no puedo correr) hasta mi parada, ¡ cónchale ¡ (qué fina) veo en la parada anterior una guagua sospechosa. Más ligerita todavía.
Bueno, llego y nada, a esperar, se ve que era otra línea.
Una vez en la ciudad tenía que hacer una proeza aun mayor, coger el coche del colega y desplazarlo hasta el centro, la zona de más difícil aparcamiento, y dejarlo para poder hacer el par de recados y luego salir pitando los dos a una comida.
¡¡ Milagro ¡¡.
Tras unas pocas vueltas arrimo el coche, legal y todo.
Y bueno, ya el resto de la jornada salió normalita, no conté a nadie lo de las guaguas, los bonos y eso.
Todos tenemos alguna vez una “giornata particulare”, y ya no hablemos de “annus horripilis” que de eso sé yo un rato.

3 comentarios:

  1. casi me has angustiado con tanto tropezón... je je
    biquiños,

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  2. QUIEN PILLASE ESOS BILLETES :-))

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  3. Por diossss, me recuerda a mis odiseas en la consejería de educación, yo debería escribir un blog también jee

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