Islas

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Tenerife desde La Gomera

El blog de Beatriz Fariña

El que no inventa no vive. Ana María Matute (premio Cervantes).



viernes, 26 de marzo de 2010

Sucedió una vez ....


Fue en el año 95, íbamos un grupo de incautos turistas tras el ranger armado. Estábamos a la mitad de nuestro viaje por Zimbabwe, habíamos visto paisajes sobrecogedores y vivido experiencias que nos unían de una manera especial a aquel grupito de cinco amigos que emprendimos esta aventura. Antes de comenzar el paseo a pie (safari se dice) nos habían explicado cómo actuar ante la presencia de elefantes, especialmente conflictivos cuando son machos solitarios. En caso de encontrarnos con uno, no era conveniente acercarse y si se ponía "bravo" había que mantenerse tranquilos, juntos y detrás del ranger, que en último momento dispararía al aire para que se detuviera. Efectivamente encontramos un gran macho solitario, majestuoso nos observaba, le hicimos fotos hasta que decidió que le molestábamos y comenzó a mover las orejas, levantar la trompa y patear el suelo, todo el performanse que nos habían descrito. Nos quedamos parados y atentos, de repente comenzó a correr (porque los elefantes corren) hacia nosotros con intenciones obvias. ¿Cual fue nuestra reacción?. Corrimos cada uno en diferentes sentidos como "carrera de disléxicos", no hacíamos caso a las llamadas del ranger. Cada uno decidió salvarse por su cuenta. Por suerte el elefante se detuvo, supongo que muerto de la risa.
De regreso, nerviosos, nos reprochamos unos a otros el comportamiento histérico que nos dominó. Algún pequeño susto injustificado nos deparó el regreso hasta el campamento, teníamos la sensibilidad a flor de piel.

3 comentarios:

  1. que pasada y que susto.
    cundo lo contabas al regreso decias "telefono" por "elefante" creo que aún tenias nervios
    ;-)

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  2. eso creia recordar la famoso historia del telefono
    mientras veíamos elefantes en diapositivas
    :D

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