Islas

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Tenerife desde La Gomera

El blog de Beatriz Fariña

El que no inventa no vive. Ana María Matute (premio Cervantes).



martes, 7 de septiembre de 2010

en vuelo

Un río de color verde, a modo de sinuosa serpiente se dibuja sobre el paisaje tapizado de un mosaico de cultivos. Esta visión del país que sobrevuelo me hace rememorar viajes del pasado, aventuras por territorios polvorientos sobre camellos de incómodos andares. Al contrario, yo viajo sobre una velocísima nave desde la que escribo, en un moderno aunque minúsculo ordenador. Ahora bajo mí se extiende un mar de algodonosas nubes, podrían aparecer ángeles y un dios tocando con su dedo a su hijo para cederle dones divinos. Delante de mí, otro padre y otro hijo visionan en su consola una ruidosa película de aventuras, también estarán adquiriendo algún tipo de don. Dejé atrás un aeropuerto, una estación de tren, una de autobuses y un taxi, todo para llegar a mi casa, los escenarios se han ido reemplazando sin  notarlo, ya casi no recuerdo como eran, con esa uniformidad que tienen todos los lugares que albergan gente de paso. A veces pienso si los aeropuertos no serán realmente embajadas de un mismo país sin nombre, ni bandera, ni idioma común, pero con algo que les hace idénticos. Si te duermes profundamente en uno, al abrir los ojos, durante un rato no sabes realmente dónde estás, tan sólo reconoces que es en un aeropuerto.

6 comentarios:

  1. Tens razão... aeroportos e gares, de um modo geral, são todos iguais, por mais diferentes que sejam. Mas como é bom viajar. Você já andou de camelo? Não consigo imaginar a sensação... Adoraria a experiência.
    Você escreve muito bem. São textos gostosos de ler.
    Beijokas.

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  2. la sensación de volar por esos trozos de algodón es incomparable con cualquier otra, siempre me parece un milagro.

    biquiños,

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  3. lo importante es saber donde te llevan ;) Bsos

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  4. La aviación es uno de los inventos más maravillosos de la humanidad (siempre que sea utilizada con fines pacíficos). Digo que es el mejor invento porque nos permite observar nuestro planeta de una forma que sobrecoge, maravilla y asombra. La belleza de la tierra es absoluta, la atmósfera, el azul intenso del cielo, las nubes, nos acerca a lo puro y a la belleza de lo etéreo.
    Un beso y gracias por ser tan genial.....
    Teide.

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  5. Y que plácido ese limbo aéreo donde vemos el mundo y a nuestra propia vida como si fuese un paréntesis necesario. Un gusto leerte

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